En ocasiones no tenía absolutamente nada más que hacer.
Los pavos reales moviendo sus colas de forma ostentosa era lo único que sus ojos Black parecían enfocar. Su mente era un misterio. Nunca había podido atravesarlo ni siquiera el Señor Oscuro, incluso con los poderes que parecían ser irresistibles a cualquier tipo de encantamiento. No para ella ni para lo que pensara, a pesar de que la voluntad era otra cosa. Totalmente accesible, totalmente manipulable, pensó, igual que una prostituta bien pagada en una noche de juerga y tragos.
Sus ojos se le clavaron con fuerza dejándole sin aliento.
La fiesta alrededor se desarrollaba en la demasia de los excesos, pero totalmente indiferente a sus movimientos, a sus acciones. Lucius mirándola como siempre, tan oscura, tan inaccesible a pesar de tenerla casi todo el tiempo de lado. Como mortífaga en aquellas noches de ataques, de diversión desenfrenada. Como una hermana de linaje y deseo incestuoso prohibido en el día. Ambos con dos máscaras. Una visible, otra invisible. Ambos iguales, ambos parecidos en la vida que parecía girar alrededor de cada uno a su ritmo, a sus deseos. Una máscara en el armario, tan auténtica como lo que hacían. Aquella máscara, su rostro, oculto en aquellos momentos por las leyes y normas que creían y simulaban poseer en el eterno escenario de la vida.
Bellatrix ladeó los ojos, negros, oscuros, indescifrables. Acariciando la copa de vino tinto en su mano izquierda y dejándola sobre el marco grueso y oscuro de la ventana, ladeando una sonrisa tan fingida como en toda la noche, cortés, pero tan auténtica que pareció despertar los instintos ocultos debajo de la capa fina de terciopelo que le cubría el cuerpo. Un repaso por los invitados e invitándolo a hacer lo mismo. Nadie, en lo absoluto, más que mortífagos que fingían ser alguien más en una sociedad casi inexistente. Nadie a quien le importara o quizás alguien si, a quien le importara. Dejándolo pensar un momento y borrar todo pensamiento a la vez. El disfrute en las puertas y pensando en que le gustaría dejar las máscaras por un momento o dos
Extendió su copa dejándola al lado de la de ella.
Todo en la más absoluta oscuridad.
Fragmento Inédito de Obsesión escrito por Rose Bellatrix
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